22 marzo, 2007

"Es insostenible que se exporte menos carne que Uruguay"

El ex intendente socialista de Rosario busca romper el monopolio peronista en su provincia. Cauto, buscará discutir la presión impositiva y la coparticipación federal. (El Cronista Comercial)

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ÁNGEL CORAGGIO Buenos Aires

A su modo, circunspecto, Her­mes Binner anticipa qué discu­tirá, en caso de acceder a gober­nar Santa Fe.
-¿Cómo va a compatibilizar en un gobierno suyo a una alianza del PS, la UCR, el ARI y otros partidos?
-A partir de un programa de gobierno común, que apoye el desarrollo de la Nación; nos in­teresa que la economía siga cre­ciendo, tanto como que los be­neficios lleguen a todos los san­tafesinos.
-¿Esa convergencia la pudo poner en práctica en la Cáma­ra? -Hemos tenido una mirada independiente en función de ser coherentes con nuestra manera de pensar. Por eso rechazamos los cambios en el Consejo de la Magistratura, tanto como he­mos votado favorablemente la Ley de Educación. Creo que le hace bien al país que no haya un monocolor político en todas las provincias argentinas.
-¿Hay una tendencia a estar "en bloque y en toda la línea", tanto a favor como en contra del Gobierno?
-Nos falta desarrollar una cul­tura del diálogo. Necesitamos tener planes que permitan el diálogo con los sectores.
-¿Y en qué nota esa falta?
-Vea la dificultad que hoy existe entre el 'gobierno nacio­nal y los productores pecuarios. Es insostenible que la Argentina exporte menos carne que el Uruguay.
-Lo considera un retroceso.
-Veamos que -en el Uruguay- hay cortes que tienen un deter­minado precio internacional y otros que se dejan para el con­sumo interno. Y, de hecho, esos cortes los consumimos habi­tualmente; no es cuestión de no consumir carne.
-Un esquema así cerraría.
-Es una alternativa, pero tiene que haber un diálogo franco en­tre el productor, la industria vin­culada a la exportación y el Go­bierno.
-En lo agrícola, ¿cree que hay alternativas a las retenciones?
-Santa Fe produce una gran riqueza y, como tal, tiene que contribuir al desarrollo de todas las provincias y de la Argentina; pero también es cierto que hay grandes déficit que hay que
abordarlos con dinero.
-Sí, pero ...
-Mire, la Fundación Libertad
estima que la provincia contri­buyó al erario nacional, en cua­tro años, con u$s 4700 millones de dólares. Eso equivale a nueve autopistas Rosario-Córdoba, a diez usinas de 800 megas, como la que se construye en Timbúes.
-Entonces hay que discutir.
-Claro. La gran concentración económica es un proceso que atenta contra el federalismo, que le dio origen a nuestra Na­ción. Esto no es bueno; hay que dar posibilidad a las provincias para que puedan poner en mar­cha sus encadenamientos pro­ductivos.
-Cree que hay un centralismo excesivo en el manejo de recursos coparticipados.
-Es cierto que necesitamos de una reforma en la distribución.
-Pero la discusión del por­centaje entre las provincias puede ser inacabable.
-Está pendiente terminar con la reforma de 1994, que daba un año de plazo para establecer una nueva coparticipación na­cional. Eso nunca se hizo; esta­mos en mora constitucional. Resolver el tema de la redistri­bución de la torta significa esta­blecer criterios, por número de habitantes, pero hay desigual­dades muy marcadas, con pro­vincias que reciben el triple por habitante de lo que reciben Bue­nos Aires o Santa Fe.
-¿Qué país espera después de octubre?
-Uno más democrático y par­ticipativo, inserto en el Mercosur. Venimos de una rémora de muchos años de desencuentros.
-Usted cree que hay un círculo virtuoso económico que el pe­ronismo de su provincia no su­po explotar.
-Y por lo mismo es que la gen­te quiere cambiar, después de casi 25 años de gobierno.
-Se lo ve despreocupado por su rival, ¿Rafael Bielsa?
-Obvio, habrá internas abier­tas y obligatorias el 1 de julio. Falta tiempo y ahí se verá.
-¿Qué cambios espera en el país, de acuerdo con el candi­dato o candidata que gane?
-Que se considere a un tercer círculo que se agrega a este con­trato histórico entre mercado y Estado: hay que escuchar a las organizaciones de la sociedad civil. Son tres millones de perso­nas muy activas en lo social.

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