24 enero, 2006

Apoyos y reservas, ante la idea de armar una coalición opositora


Binner dice que es "saludable", pero está muy lejos. Murphy no quiere "cooperativas". (Clarín)

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Una propuesta surgida desde el radicalismo para encolumnar a la oposición en una alternativa electoral para el 2007 fue ayer el disparador de un contrapunto entre dirigentes de un amplio abanico ideológico.

El diputado socialista Hermes Binner calificó de "saludable y deseable" la idea de vertebrar "una coalición de partidos, al estilo chileno" que lanzó el jefe de la bancada radical, Fernando Chironi. Aunque el ex intendente de Rosario advirtió que "todavía estamos lejos de eso" y rechazó la posibilidad de integrarla junto a fuerzas de centroderecha.

Uno de los que tomó el guante desde ese costado ideológico fue Ricardo López Murphy. El socio de Mauricio Macri en la cúpula de PRO reclamó que la oposición priorice el armado de "un entramado institucional" antes que la constitución de "un amontonamiento, como si fuera una cooperativa electoral".

Murphy planteó semanas atrás la creación de un foro de la República que se plante frente al Gobierno y no quiere que le roben el derecho de autor. "La oposición debe bajar cuanto antes su nivel de fermentación", dijo ayer.

En el macrismo puro, en cambio, la idea fue recibida con más entusiasmo. Su principal espada en la Cámara de Diputados, Federico Pinedo, admitió que "no es momento de hacer una confluencia general", pero no descartó futuros acuerdos "porque ningún partido está en condiciones de gobernar solo".

El objetivo de Chironi, al esbozar su proyecto electoral en un reportaje concedido a la agencia DyN, fue el de darle continuidad al inédito encuentro de finales de año de los principales líderes opositores para resistir las reformas que el kirchnerismo pretende imponer en el Consejo de la Magistratura.

El diputado rionegrino contaría con un "guiño" del flamante jefe nacional de la UCR, el mendocino Roberto Iglesias, para explorar lo que definió como "una arquitectura de oposición al estilo de la Concertación chilena, donde hay un arco ideológico muy amplio, pero con un proyecto".

Curiosamente, el Gobierno también utiliza la imagen de la alianza que gobierna exitosamente en Chile desde el retorno a la democracia, tras la dictadura de Augusto Pinochet, para captar opositores de fuerte arrastre electoral a nivel provincial o municipal. La Concertación chilena la integran cuatro partidos, aunque es hegemonizada por el Socialista y el Demócrata Cristiano. Hace diez días revalidó títulos, con el triunfo de la socialista Michelle Bachelet, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales.

El debate sobre la posible gestación de acuerdos opositores en la Argentina dio más tela para cortar. El socialista Binner opinó que los partidos "no deben copiar, sino crear alternativas ajustadas a la realidad del país" para enfrentar al proyecto oficialista. La mirada del vencedor de la última elección santafesina, se sabe, está colocada en la confluencia de sectores de centroizquierda.

Por su lado, López Murphy buscó tender puentes hacia sectores del PJ que están en la vereda de enfrente del Presidente Néstor Kirchner y advirtió: "No me parece razonable que el eje pase por el justicialismo o no justicialismo, porque no es un tema que divide hoy a los argentinos. Es algo que pertenece a la primera mitad del siglo XX".

Otro actor protagónico del escenario opositor, el ARI de Elisa Carrió, optó por mantenerse al margen de esta discusión. Sus dirigentes anticiparon que mantendrán su individualidad electoral, "salvo que peligren las instituciones republicanas".



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