06 octubre, 2006

Hermes Binner: la cordura en la lucha política


Por Osvaldo Pellín. Diario Río Negro; 28-09-06
Hermes Binner, miembro de la Junta directiva nacional del Partido Socialista, por dos veces intendente de la ciudad de Rosario, candidato a gobernador por la provincia de Santa Fe y actual diputado nacional, ha procurado introducir un nuevo modelo en el quehacer político del país. Un modelo caracterizado por la mesura y el análisis y sin apartarse de la natural confrontación con otras fuerzas. Un modelo que ha apostado a una racionalidad, que rebaja el dramatismo de lo que conocemos como competencia electoral. Y es útil señalarlo, porque la apuesta está formulada en el momento de una crisis final de los partidos políticos tradicionales y cuando la ciudadanía da la espalda al juego mediático del que han abusado los políticos más conocidos.
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Binner ha eludido con naturalidad las opciones, blanco contra negro en el plano de las ideas y de la gestión de gobierno, y ha optado por ubicarse en el lugar del sentido común para dar respuestas.

Binner no se ha manifestado kirchnerista para reconocer aciertos de la actual gestión en el orden nacional. Allí se inscribe la remoción de la mayoría automática de la Suprema Corte de Justicia, la desvinculación de los condicionamientos del FMI en cuanto a la política económico-social que debe llevar adelante un país independiente y la política de derechos humanos que, de la mano con la Justicia, es posible que llegue a cumplir con la finalidad de la tan anhelada concordia nacional. Tampoco ha necesitado manifestarse como antikirchnerista para señalar que la brecha entre pobres y ricos se ha incrementado, que la política petrolera ha reafirmado los decretos inconstitucionales de Menem a favor de las empresas y que la política social debe despojarse de toda maniobra clientelística y encuadrarse definitivamente en un cauce de institucionalidad y dignidad humana.

Lo ha hecho en coherencia con lo pronunciado por el Partido Socialista a nivel nacional, que ha dejado a cada distrito la autonomía y el federalismo necesarios para que, en un marco de adecuación local, se establezcan las alianzas que resulten pertinentes. Estas alianzas por lógica deben estar acompañadas de la debida coherencia en el sentido de respetar la tradición democrática, igualitarista y solidaria que el socialismo ha mostrado en casi toda su historia.

Hermes Binner se admite como un opositor cabal, pero al mismo tiempo abre las manos para que la concertación lanzada desde el gobierno nacional resguarde un perfil institucional que no liquide la existencia de los partidos políticos, ya de por sí en caída libre en la consideración de la opinión pública. Sencillamente porque la concertación no se podrá lograr con partidos vaciados, con dirigentes que deben anular su sentido de pertenencia para entrar en ella. Es contradictorio hablar de concertación y dejar afuera de la discusión a los partidos. Pero Binner reconoce con buena fe, la intencionalidad del gobierno. Sabe muy bien que está en juego la amenaza de la derecha que se mantiene al acecho. Así, es urgente consolidar la política exterior del gobierno nacional, abonando la defensa y ampliación del Mercosur y la unidad latinoamericana para que, con sus recursos energéticos, pueda dar pelea en las tendencias elitistas que suele fijar en soledad el Primer Mundo.

Es lo que está en juego con la concertación y, con ella, el riesgo de indeseables retornos en la política nacional. Que probablemente lleven otro epígrafe pero que no se apartarán, en los hechos, de las relaciones carnales con el gran país del Norte y su rosario de condicionamientos, donde no estará ausente la guerra en Medio Oriente.

Hemos aprendido que el estilo político es importante porque conlleva un lenguaje gestual que define ideas. El estilo de Binner apuesta por la unidad nacional en el marco de una mejor distribución de la riqueza, sin descalificaciones innecesarias o que promuevan las hegemonías como una consecuencia natural del régimen presidencialista que sostiene nuestra Constitución.

Creemos que vale la pena reparar en la serenidad y racionalidad que conlleva esta propuesta del socialista. Básicamente por sus matices decisivos que mejorarán la convivencia nacional, restaurarán la política como un juego lícito en el marco institucional y devolverán la confianza para que los jóvenes renueven su idealismo y vuelvan a apostar a la práctica política con la visión del bien común.



(*) OSVALDO PELLIN (Ex diputado nacional del MPN 1985-1989 y 1993-1997. Ex convencional constituyente de Neuquén por Encuentro Amplio de Neuquén).




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