03 septiembre, 2007

Un socialista en el sillón de la Casa Gris


Hermes Binner ganó por amplio margen. Sacó 200 mil votos más que en las internas. El frente que lideró arrasó en Rosario y triunfó en bastiones históricos del peronismo. (La Capital)

Walter Palena / La Capital

Hermes Binner rompió la hegemonía peronista y se consagró gobernador de Santa Fe con un margen amplio de votos. El diputado socialista tuvo que esperar cuatro años para festejar un triunfo que aquella vez se le escapó por imperio de la ley de lemas, que desde 1991 ofició como un blindaje para el PJ.

De nada sirvió para Rafael Bielsa el apoyo explícito que le brindaron el presidente Néstor Kirchner y su esposa, Cristina Fernández, quienes aterrizaron en la provincia cinco veces para apuntalar su candidatura. Bielsa, en su aparición para reconocer la derrota, se adjudicó toda la responsabilidad, pero Kirchner no sale indemne.

Esta campaña que desembocó en el triunfo de Binner demostró que los ciudadanos se mueven de manera autónoma y no se dejan influenciar por las figuras nacionales, como si fueran profetas que bajan de la montaña a repartir bendiciones. El nombre de Kirchner se suma a la lista de perdedores en la provincia, que incluye desde el gobernador Jorge Obeid hasta el senador Carlos Reutemann.

Proyección. Desde hoy, Binner será presentado como un político de proyección nacional por cierta prensa porteña, ansiosa por mostrar la contracara del proyecto kirchnerista. Pero a no engañarse: Binner va a seguir con su perfil moderado y privilegiará la gobernabilidad antes que sumarse al coro anatematizador contra el presidente. Por derecha y por izquierda, el diputado socialista oficiará de comodín para que los exégetas acomoden sus discursos.

Sin embargo, Binner deberá tapar sus oídos a los cantos de sirenas y concentrarse en armar un buen equipo de funcionarios y prepararse para administrar la provincia. La experiencia de la Alianza tendrá que operar en su cabeza como lo que nunca hay que hacer para que prospere una experiencia de gobierno.

La comparación y la alarma no son ociosas. Si bien el Frente Progresista tiene como matriz al socialismo (quizás la única fuerza con estructura de partido político), la coalición está integrada por radicales, el ARI y sus variantes, la democracia progresista, el PI y hasta el Partido Comunista. Todas estas vertientes necesitarán una fuerza madre, precisamente para que no se desmadre.

Los análisis preelectorales anticipaban que el Frente Progresista cimentaría su triunfo desde la ciudad de Rosario. Todo eso quedó en papel mojado. Fue abrumadora la diferencia en este enclave, pero también ganó en lugares que los propios socialistas no imaginaban, como Villa Gobernador Gálvez o San Lorenzo, bastiones históricos del peronismo.

La política es el arte de lo posible, y también se traslada a lo imprevisible en la rama de la aritmética. Las elecciones primarias del 1º de julio hacían presuponer que el peronismo daría dura batalla en el interior provincial a favor de Bielsa. Eso también se derrumbó. En ciudades y departamentos donde el peronismo sacó amplia ventaja en las internas, esta vez el ex canciller perdió o hizo una elección pareja.

Un ejemplo paradigmático fue General López, donde el peronismo aventajó ampliamente al Frente Progresista en las primarias, pero esta vez la diferencia fue escasa. Lo mismo sucedió en otros departamentos, y es allí donde se explican los más de 800 mil votos que sacó Binner.

Un simple análisis indica que el corte de boleta fue tremendo para el candidato kirchnerista. La mayoría de los referentes locales mantuvo sus cargos, pero Bielsa vio menguado considerablemente su caudal de votos en esos distritos. La tijera hizo su implacable trabajo.

Otra de las claves fue la merma del voto en blanco, que en las primarias habían sido 280 mil y ahora bajaron a 140 mil, lo que hace suponer que buena parte de esa diferencia mudó hacia Binner.

También bajó el nivel de ausentismo, que en las primarias fue del 30 por ciento y esta vez fue del 20. Esos diez puntos pudieron haber tributado a favor del candidato socialista.

La UCR, que postuló a Alicia Tate, sacó unos 10 mil votos menos que en las primarias. Esa cifra pasó a engrosar el caudal de Binner, teniendo en cuenta el factor antiperonista que prima en el votante radical, quien privilegió el desalojo del PJ en el poder a reafirmar la identidad partidaria, como pedían a gritos sus candidatos.

El PJ apenas logró sumar 50 mil votos más que en las primarias, mientras que Binner la amplió a más de 200 mil. Un dato contundente que a partir de hoy disparará dentro del PJ reproches mutuos e incontables pases de facturas.

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